En un movimiento histórico, la Canciller Rachel Reeves ha anunciado el levantamiento de una prohibición de nueve años sobre nuevos parques eólicos terrestres en su discurso inaugural. Esta reversión de la política está destinada a allanar el camino para la construcción de más de 10,000 nuevos aerogeneradores para finales de la década, marcando un cambio significativo en el enfoque del país hacia la energía renovable y las regulaciones de planificación. Además, Reeves también ha restablecido los objetivos obligatorios de vivienda, señalando una revisión integral del sistema de planificación destinada a fomentar el crecimiento. Sin embargo, la decisión ha generado controversia, con críticos argumentando que podría llevar a un desarrollo descontrolado en tierras de cinturón verde y limitar la capacidad de las comunidades locales para oponerse a proyectos eólicos terrestres. A pesar de las críticas, el movimiento se ve como un paso audaz hacia el logro de objetivos ambientales y de vivienda.
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